1. El callejón del beso
Cuenta la leyenda
que Carmen era una joven hermosa y cariñosa que vivía con su intransigente padre.
Carlos era un apuesto galán humilde dedicado a cumplir con su trabajo.
Un
día, por casualidad, Carmen y Carlos se conocieron y entre ellos surgió un lazo
indestructible. Desde entonces, el joven se situaba bajo el balcón de la casa
de Carmen, quien le respondía siempre con una sonrisa. Así pasaron semanas
hasta que, más tarde, iniciaron una conversación.
Pasó
el tiempo y los jóvenes planeaban un futuro juntos. Cuando menos lo esperaban,
el padre de la joven se enteró de sus encuentros. Entonces, amenazó a su hija
con recluirse en un convento. A pesar de esto, Carmen y Carlos decidieron
continuar con la relación en secreto.
Carlos
alquiló una habitación situada frente a la casa de su amada, donde podría
hablar con ella de balcón a balcón. Un día, el padre de la joven les pilló
besándose desde el balcón y, lleno de furia, clavó una daga a su hija y le
quitó la vida. Desde entonces se conoce este lugar como Callejón del Beso.
2. La Llorona
Dice la leyenda
que hace muchos años aparecía en Xochimilco la figura de una mujer vestida de
blanco, la cual cruzaba las calles de la ciudad mientras lamentaba: ¡Ay, mis
hijos!
Los
habitantes de la ciudad decían que se trataba de una pobre mujer que había
sufrido por un hombre que la había abandonado. Entonces decidió ahogar a sus
hijos en un río y, arrepentida, intentó quitarse ella la vida. Pronto fue
apodada como la Llorona.
Dicen
que, a día de hoy, el espectro sigue apareciendo por las noches y recorre la
ciudad con su vestimenta blanca. Aún hoy se puede oír su desgarrador lamento.
3. Sac Nicté
Dice la leyenda
qeu Sac-Nicté era una antigua princesa cuando Mayapán, Uxmal y Chichén Itzá
conviven como las grandes urbes de la cultura maya. Era una época en la que sus
reyes habían hecho un pacto de paz y no existían los ejércitos. Cuando Canek
tuvo 3 veces 7 años se convirtió en rey de Chichén Itzá y vió por primera vez a
la princesa Sac Nicté teniendo ella apenas 3 veces 5 años. Desde ese momento,
ambos supieron que sus vidas estarían destinadas a estar juntos por la
eternidad. En cambio, Sac-Nicté había sido destinada por su padre, rey de
Mayapán, para ser esposa de Ulil, un sub heredero del reino de Uxmal.
Faltando
solo 37 días para la boda, un mensajero de Mayapán citó al príncipe Canek para
invitarlo a la boda, a lo que respondió que no faltaría. Esa misma noche un
enano viejo visitó a Canek y le susurró: “la flor blanca te espera entre las
hojas verdes”, ¿vas a dejar que otro la arranque? Justo después, el enano
desapareció.
En
Uxmal todo se preparaba para la boda, la ciudad entera había sido decorada para
la gran ocasión. Justo cuando Sac-Nicté estaba a punto de contraer matrimonio,
Canek apareció con sus guerreros y se llevó a la princesa frente a la mirada de
todos, dejando al príncipe Ulil plantado.
Este
hecho terminó con la paz y Uxmal y Mayapán se unieron en guerra en contra de
Chichén Itzá. Antes de que la guerra estallara, los habitantes del Chichén Itzá
partieron una noche con la luz de la luna para salvar su ciudad. Cuando
llegaron los enemigos de Uxmal y Mayapán se encontraron la ciudad de Chichén
Itzá vacía, la cual decidieron incendiar. Desde entonces la ciudad quedó
abandonada hasta nuestros días.
4. La dama enlutada
Cuenta esta
leyenda que, al casi caer la medianoche, algunas personas fueron testigo de
cómo un espectro femenino salió de la Catedral y puso rumbo hacia el norte de
la ciudad. La mujer vestía de negro y, cuando llegó frente al Santuario de
Nuestra Señora de Guadalupe, atravesaba la calle y después desaparecía.
Esa
noche, la enlutada cosechó varias muertes. Aquellos que la persiguieron fueron
sus víctimas cuando escuchaban su tenebroso grito.
5. La china Hilaria
Cuenta la leyenda
que, en la calle de la Alegría, hace muchos años vivió Hilaria Macías, conocida
por todos como china Hilaria, ya que tenía el cabello muy rizado y hermoso.
Con
el tiempo un hombre poco recomendable, conocido como el Chamuco, se enamoró de
Hilaria. Esta no quiso corresponderle ya que sentía cierto rechazo, no solo a
su aspecto, sino también a su personalidad. El cambio, el Chamuco insistía,
primero con modestia, después con palabras soeces.
Hilaria
comenzó a sentir miedo y decidió visitar al cura para que hablara con Chamuco.
El padrecito le dijo al hombre que pidiera a Hilaria uno de sus rizos
afirmando: “Si consigues alisarlo, en unos 15 días, te corresponderá”.
Chamuco
siguió las recomendaciones del cura y, pasadas dos semanas, harto de querer
enderezar el rizo, acudió a la magia negra. Asistió a un brujo que invocó al
Diablo. Este le pidió su alma como recompensa y el Chamuco aceptó. Tras días y
días de trabajo no pudo hacer nada.
Chamuco
reclamó al diablo su falta de seriedad y este, enojado, se fue. Desde entonces,
Chamuco quedo loco andando por las calles del encino atormentado. Cada vez que
alguien le preguntaba cómo estaba, solo respondía: “De la china Hilaria”.
6. Leyenda de la flor de cempasúchil
Dice la leyenda
que hace mucho tiempo existieron una niña llamada Xóchitl y un niño llamado
Huitzilin.
Ambos
crecieron juntos y pasaron mucho tiempo unidos durante la infancia, incluso,
iniciaron una historia de amor durante la juventud. Un día, decidieron subir a
lo alto de una colina, allí donde el sol deslumbraba con fuerza, pues sabían
que allí moraba el Dios del Sol. Su intención era pedirle a Tonatiuh que les
diera la bendición para poder seguir unidos. El Dios sol acepto y bendijo su
amor.
Pronto,
la tragedia llegó a ellos cuando Huitzilin fue enviado a participar en una
batalla para defender a su pueblo y tuvo que separarse de Xóchitl.
Pasó
un tiempo y Xóchitl se enteró de que su amado había fallecido en el conflicto.
La muchacha sintió tanto dolor que le pidió a Tonatiuh unirse con su amado en
la eternidad. El Dios del Sol, al ver a la joven tan apenada, decidió
convertirla en una hermosa flor. Así que lanzó un rayo dorado sobre ella,
entonces, creció en la tierra un botón que permaneció cerrado durante mucho
tiempo.
Un
día, apareció un colibrí atraído por el aroma de la flor y se posó sobre sus
hojas. Fue entonces que la flor se abrió y mostró su color amarillo, como el
mismo sol. La flor había reconocido a su amado Huitzilin, el cual ahora tenía
forma de colibrí.
Cuenta
la leyenda que mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes, el amor
de Xóchitl y Huitzilin vivirá por siempre.
7. El autobús fantasma
Cuenta la leyenda
que, en una vieja y peligrosa carretera que unía Toluca con Ixtapan de la Sal,
un autobús circulaba de madrugada de Ixtapan de la Sal hacia Toluca.
Todo
iba bien hasta que comenzó a llover, momento en que el autobús tenía que tomar
curvas muy peligrosas y pasar por un puente en el que solo cabe un vehículo.
De
repente, los viajeros se asustaron al ver que el autobús había tomado más
velocidad. El conductor se percató de que los frenos estaban fallando. Pronto,
en una de las curvas, el autobús se precipitó al vacío dejando víctimas y sin
sobrevivientes. El autobús número 40 se incendió y jamás llegó a su destino.
Dice
la leyenda que desde entonces, si transitas por esa carretera durante la
madrugada e intentas subirte a un autobús, posiblemente sea el número 40. Si
subes al autobús, no deberás hablar en ningún momento. Antes de bajar, jamás
deberás mirar hacia atrás en el autobús. Si lo haces no sobrevivirás.
8. La leyenda de los volcanes
Dice una antigua
leyenda que los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, de los más altos de
México, representan a una doncella y un joven guerrero Tlaxcaltecas.
Iztaccíhuatl era la princesa más bella y se enamoró del guerrero Popocatépetl,
uno de los más valientes de su pueblo.
Antes
de partir a la guerra en la que los Tlaxcaltecas se encontraban inmersos frente
a los aztecas, el joven guerrero pidió la mano de la doncella Iztaccíhuatl. El
cacique le concedió su deseo, a cambio de que volviera sano y salvo del
conflicto.
Mientras
Iztaccihuatl esperaba el regreso de su amado, un rival de Popocatépetl engañó a
la joven y le dijo que el muchacho había fallecido en la guerra. Entonces, la
princesa murió de tristeza en poco tiempo.
Cuando
Popocatépetl regresó victoriosos del combate, recibió la mala noticia. Durante
días y noches el joven vagó por la ciudad pensando cómo podía honrar el gran
amor que se habían tenido. Así fue como ordenó construir una gran tumba bajo el
sol amontonando 10 cerros para levantar una enorme montaña.
Entonces,
tomó el cuerpo de la princesa y la recostó en la cima de la montaña. Allí, la
besó por última vez para después, con una antorcha humeante en la mano,
arrodillarse a velar por su sueño eternamente.
Desde
entonces permanecen juntos uno frente a otro y, con el tiempo, la nieve cubrió
sus cuerpos convirtiéndolos en dos enormes volcanes.
9. Camécuaro, el lago de lágrimas
Dice una antigua
leyenda que Huanita, princesa purépecha, se enamoró de Tangáxhuan, sobrino del
fundador del Imperio Purépecha. Un día, Candó, un sacerdote, la secuestró y la
recluyó en una yácata. Se dice que la princesa lloró tanto que sus lágrimas
formaron un lago. De ahí que Cameruco signifique “lugar de la amargura oculta”.
Pronto
Tangáxhuan, al enterarse de la noticia, fue al lugar donde estaba Huanita.
Cuando vió a Candó le lanzó una flecha con su arco. La flecha se clavó en un
sabino, el cual se partió y de allí se formó un manantial de agua verde.
Cuentan
que las personas que se introducen en el lago de Camécuaro ven aparecer en sus
aguas la figura de una mujer que intenta que se queden con ella para siempre.
10. Leyenda de la casa de las brujas
Cuenta la leyenda
que el dueño de esta casa ubicada en Guanajuato vivía allí con su pequeña hija
Susan cuando lo mandaron a la cárcel por cometer un delito.
Así,
la niña quedó con sus tías, las cuales no la trataron nada bien. Las mujeres la
encerraron en un sótano y no le proporcionaban alimentos. Días después, los
vecinos aseguraban escuchar lamentos cuando fue hallado el cuerpo sin vida de
la joven.
Se
dice que en las noches de luna llena la casa se vuelve terrorífica, quienes
transitan por ahí aseguran ver a una joven asomándose por una de las ventanas.
11. La novia del mar
Dice la leyenda
que hace muchos años vivía en la ciudad de Campeche una hermosa mujer que solía
pasear por la costa para ver las enormes embarcaciones que llegaban al puerto.
Una
tarde, durante sus paseos, la joven quedó asombrada de un marinero y se enamoró
perdidamente de él. Pronto, los encuentros eran frecuentes y se volvieron
inseparables. Dicen que el mar sintió celos al ver que la joven ya no visitaba
cada día la costa, ni tocaba el agua con sus dedos. Entonces, un día que el
marinero zarpó, el mar transformó sus celos en ira y decidió separarlos para
siempre. Su furia creó una enorme tormenta que hundió el barco donde viajaba el
marinero. El joven nunca más regresó.
Desde
aquel momento la mujer espera cada tarde en la playa. Siempre se verá en el
malecón de Campeche, mirando hacia el mar.
12. La mulata de Córdoba
Cuenta la leyenda
que, allá por el siglo XVII se fundó la ciudad de Córdoba. Allí llegó sola una
mujer mulata muy hermosa. Todos los hombres quedaban prendados con ella a su
paso. Pronto, su presencia en la ciudad comenzó a tener reacciones
contrapuestas. Algunos la rechazaban, los supersticiosos decían que tenía un
pacto con el diablo; que tenía poderes mágicos que le permitían estar en dos
lugares al mismo tiempo.
Otros
la veneraban porque decían que era una virtuosa en las artes de la medicina y
era capaz de curar solo con hierbas.
Ante
todos los rumores que se fraguaron, la Santa Inquisición no tardó en apresarla
y enviarla al presidio de San Juan de Ulúa acusada de brujería. Allí esperaría
al día de su muerte en la hoguera. En su celda, encontró un trozo de carbón y
empezó a dibujar con todo lujo de detalles un barco en la pared. Una noche,
mientras el carcelero de turno dormía, desapareció en la nave. Al día
siguiente, se encontraron al carcelero con la razón perdida aferrado a la reja
del calabozo vacío.
13. Popchón y Xulubchon
Cuenta la leyenda
que, hace muchos años, los antiguos tzotziles predominaban en la región central
y centro norte de Chiapas. Allí vivían felices, ya que tenían los suficientes
recursos hídricos para nutrirse, bañarse y cultivar productos como el maíz y el
frijol. También saciar la sed de sus animales.
En
cambio, no siempre había reinado la prosperidad allí, dice la leyenda que
existió una enorme serpiente acuática: Popchón. Este reptil tapó con su gran
cabeza el cauce del río Grijalva, en el Cañon del Sumidero, esto provocó una
creciente que inundó poblaciones cercanas.
Ante
esta situación los vayijeltik , espíritus animales protectores de los
tzotziles, unieron fuerzas para derrotar a Popchón, pero no pudieron. Después,
recurrieron a la X´ob, alma del maíz, quien sí pudo acabar con la serpiente.
Esto hizo que el agua del río siguiera su curso.
En
este lugar, se dice, también había otra serpiente enemiga Xulubchón, quien se
encargó de dividir montañas y cerros para que pasaran los arroyos. Xulubchón
alteraba el cauce de ríos e invocaba tormentas para limpiar las aguas de los
afluentes. Aunque, esta serpiente no tuvo un mal final ya que, según la
leyenda, era la encargada de traer la lluvia al planeta.
14. El árbol del amor
Cuenta la leyenda
que entorno a 1860 vivía una joven llamada Oralia en una casa señorial. Era una
joven que contagiaba a todos su alegría de vivir. Juan era un humilde joven que
se había enamorado en silencio de Oralia y soñaba con mejorar su situación
laboral, pues sentía que su condición lo alejaba de la muchacha.
Por
las tardes, cuando Juan salía de la mina se convertía en aguador, e iba a toda
prisa para entregarle el agua a Oralia. Con ella, la joven regaba las plantas
de su jardín, especialmente un árbol al que cuidaba con esmero.
Pronto,
la muchacha también empezó a enamorarse de Juan. En cambio, había otro joven
interesado en Oralia, Philippe Rondé.
Con
el paso del tiempo Oralia se sentía confundida, ya que no podía decidirse por
ninguno de los dos. Entonces, debía tomar una decisión.
La
muchacha se sintió tan triste que rompió a llorar y se dirigió a su jardín.
Allí un árbol que había sembrado hace años y que Juan había regado ya estaba
muy grande. Oralia se sentó bajo su sombra y siguió llorando. Sus lágrimas
regaban la tierra.
Pronto,
las ramas del árbol se posaron en el regazo de la joven y empezaron a caer
gotas de agua. Eran las lágrimas del árbol, que pronto se convirtieron en
flores blancas. Entonces Oralia se decidió: debía quedarse con Juan.
Al
día siguiente, Philippe Rondé le dijo a Oralia que debía volver a su país. La
muchacha se sintió aliviada. Esa misma tarde, la muchacha fue a buscar a Juan a
quién abrazó y besó.
Desde
entonces, todos los enamorados zacatecanos querían sellar su afecto bajo aquel
árbol que, con el paso del tiempo, fue talado.
15. La isla de las muñecas
Dice la leyenda
que, allá por los años 50, un hombre llamado Julián Santana decidió recolectar
todas las muñecas que aparecían en la zona del canal, después de que una joven
muriera allí ahogada.
El hombre
decía que había oído los lamentos de la muchacha y, desde entonces, decidió
colocar allí las muñecas o partes de ellas que iba encontrando como supuesto
símbolo de paz y protección, a fin de espantar a los espíritus malignos.
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